6 de febrero de 2015

Cabezas, barrios, ciudad

El proyecto forma parte de un recorrido que comienza en 2010. Da continuidad a la última experiencia realizada en Serra  Perenxisa a partir de su incendio: Cabezas blancas en tierra negra. La propuesta actual está trabajando con tres colectivos de la ciudad de València. La idea es visualizar a esas personas y conectarlas en el territorio de la ciudad. Los dos barrios que han iniciado el proyecto son Cabanyal y Ciutat Vella. El tercer movimiento social que se ha sumado al proyecto es la plataforma Per L'horta. Hemos empezado en el Cabanyal de la mano de "Salvem Cabanyal" y seguimos en Ciutat Vella con "Ciutat Vella Batega" en el espacio de Ca Revolta. Además hay energías individuales que se suman al proyecto desde otros barrios como Russafa o L'Eixample, personas que no vamos a dejar sin respuesta porque la ilusión de la gente alimenta la energía colectiva que se moviliza en torno a la acción. 

El proyecto se inicia con el montaje de un taller de escultura itinerante en el espacio escogido por cada colectivo. Ese taller se convierte en un lugar de encuentro: la gente acude con su escayola y sus vendas (o se las proporcionamos nosotros) y allí participa en la elaboración de un molde del cual obtenemos su cabeza de escayola. 

La acción comienza en el momento en que la persona decide acudir al taller a hacer su cabeza. Es una acción personal e íntima, pero también un intercambio potente de sensaciones, historias, recuerdos... En la escultura de cada cabeza se queda la esencia de ese ser humano. Su alter ego es su testigo, recoge sus sueños, sus necesidades, sus pensamientos, sus emociones. Es su espíritu tangible. 

Finalizado el proceso de elaboración de la pieza en el taller del escultor, cada persona se lleva la cabeza a su casa y la tiene allí un tiempo.  Es interesante esa vivencia personal, el tiempo que transcurre en el espacio íntimo, la convivencia entre la persona y su pieza. Todo el proceso es documentado por la fotógrafas Tania Castro y Rania Slim y la periodista Berta Chulvi. 

Concluidos los tres talleres, a finales de abril. Se buscará un espacio adecuado en la ciudad para hacer visibles los resultados de ese proceso. Las personas de los tres colectivos serán invitadas a trasladar sus cabezas a ese espacio público y depositarlas. En ese momento empieza un segundo tiempo: el de la reacción de los otros que se encuentran con ese espacio donde los vecinos han colocado más de un centenar de cabezas.

La idea es transmitir una demanda de la gente desde un acto íntimo pero contundente.


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